
WARTON
Entrevista: Annemarie Gunkel
Fotografías: Miguel Palomino
"Para mi andar en moto es un espacio de meditación y libertad. Siento todo más intenso, veo el paisaje pleno, tal y cómo es. Estoy expuesto y en un estado de alerta constante.
En un viaje que hice con amigos vimos caer un rayo delante nuestro y estas experiencias te hacen ver la vida de otra forma. Y de hecho hay una relación con mi trabajo, la improvisación teatral. En la moto y en la impro tengo que estar atento y pendiente de los detalles.
En mi vida de alguna manera se han juntado estas dos cosas que, si bien me han dado también algunos golpes, sobre todo me generan mucho placer."


"La improvisación teatral es crear escenas o historias en el instante. El público participa dando propuestas, un lugar, un personaje, un título, puede ser algo simple. Una cosa fundamental es que la improvisación no se ensaya, se entrena, entrenas tus sentidos para estar pendiente de cualquier factor que aparezca en la escena, creada por los improvisadores o por el público.
Al ser humano le gusta hacer cosas, pero su timidez muchas veces le inhibe. En la improvisación el público por un momento es parte del espectáculo y siente que está dejando algo ahí. Es una experiencia deliciosa, porque si el barco se hunde se hunde con todos y si sale a flote también sale a flote con todos."
"Los talleres para adultos “no-actores” primeramente son para relajar a la gente. Para que encuentren un espacio de juego. Al menos entre los adultos comúnmente ya no se establecen espacios de juego, se dicen: “ya estoy adulto, ya no puedo jugar, no puedo hacer juegos de roles, no puedo hacer de policía, de abogado, de médico, de mendigo…”
En la improvisación vuelves de algún modo a hacer lo que te da la gana y eso es placentero. Le das tus pinceladas pero como además es un trabajo colectivo, ya no es tan individual sino es una creación en conjunto.
Los niños se acomodan rápido, responden naturalmente y sinceros. Los adultos, e incluso los adolescentes ya hemos olvidado esta simpleza."
